-Buenos días Totò.
-Buenos días lisensiado.
-¿Cómo has dicho Totò?
-¿No se dice así? En
Italia decimos ‘dottore’ para
referirnos a alguien superior.
-Me temo que te estás
confundiendo de país…esto no es Perú ni ningún
país del entorno.
-Ok perdón.
-Tampoco utilizamos
mucho la palabra ‘ok’.
-Veo que se ha
molestado do…dottore.
-Háblame de tu
tartamudeo Totò por favor. Quizás el público podrá conocerte así mejor.
-¿Así como?
-Joder Totò…ya me estás
consiguiendo sacar de quicio como los personajes de ficción con los que te
relacionas.
-No se enfade do…dottore.
-Veo que tartamudeas
cuando te pones nervioso. ¿Estás nervioso Totò?
-No. ¿Por qué lo dice?
¿Se ha puesto usted nervioso?
-Dejemos el tema porque
no avanzamos. Dime Totò ¿Cómo entraste
en el cuerpo de los Carabinieri? Corren rumores de que ni siquiera hiciste las
pruebas de acceso.
-Con mucho esfuerzo dottore. Le aseguro que hice las pruebas
en persona personalmente.
-¿Esa frase es tuya
verdad? De tu cosecha propia.
-¿Qué frase lisensiado? Me está usted liando.
-¡Qué no me llames lisensiado!
-No se enfade jefe.
-¿Cuándo hiciste las
pruebas de acceso tenías ese mismo barrigón que contemplan ahora mis ojos?
-Pues claro jefe.
¿Cuántas barrigas cree que tengo? Una sola.
-Me refiero si la
tenías así de grande (con cara colérica le dice).
-¿Usted la ve grande?
-Yo le calculo unos
ciento veinte centímetros .
-¿Y eso es mucho?
-Yo creo que lo
suficiente como para que te expulsen del cuerpo de los Carabinieri.
-¿Me quiere usted algún
mal para mi en persona personalmente?
-Mira Totò, si fuera tu
superior o te echaba del cuerpo o me exiliaba a Australia ahora mismo.
-¿Qué quiere ir a hacer
a Australia? ¿Abrir un nuevo blog? Eso lo puede hacer desde cualquier otro sitio.
No se vaya jefe, me está usted empezando a caer bien.
-Vayamos a la novela…
-¿Qué novela?
-Tu eres un personaje
de ficción, ¿recuerdas? E ibas en busca de un asesino en serie al cual la
prensa de tu país le puso mote: ‘El Asesino del Barroco’.
-O seaaa…
-¿O sea qué?
-Que soy un personaje.
-Sí eso también. ¡Pero
de ficción!
-Ah bueno si usted lo
dice lisensiado.
-No tienes remedio
Totò.
-Si usted lo di…dice.
-¿Qué te puso más
nervioso en esa aventura a la caza del
Asesino del Barroco?
-El avión.
-¿El avión?
-Sí me daba más miedo
volar en avión que encontrarme cara a cara con el asesino.
-¿Cómo eso?
-Ve jefe esta es mi
pistola (la señala desenfundándola). Con ella a mi lado no tengo miedo.
-Nunca. ¿Ni cuándo
tartamudeas?
-Bueno a veces el miedo
me vence. Me santiguo y se me pasa.
-Una última pregunta
Totò y acabamos. Dime el nombre de quien te enchufó en los Carbinieri y
acabamos.
Totò se le acerca y
parece susurrarle algo mientras posa la mirada en otro punto como si la
pregunta no fuese con él.
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