jueves, 22 de febrero de 2018

El Informe B******

Os dejo el inicio de mi nueva novela que estoy escribiendo...El Informe B****** #Arte #Vaticano #Crímenes


Las sospechas se acrecentaron cuando el director aminoró la marcha y prácticamente se paró frente a la entrada de la sala.  Un escalofrío electrizante recorrió la espalda de Adriana por un segundo: conocía muy bien que obra maestra se mostraba allí al público todos los días.
<<¡No puede ser!>> , pensó antes de ver nada. Un segundo después ya estaba entrando en la sala y su asombro fue mayúsculo. Creyó por un momento que pudiera tratarse de un robo pero pudo ver un amasijo de piedra alrededor del pedestal de una obra maestra de la historia: El rapto de Proserpina, de Gian Lorenzo Bernini.
Adriana no lo pudo evitar. Estalló en un llanto desconsolado e histérico mientras encogía su cuerpo como si hubiese sido víctima de un problema intestinal.
-¡Dios mío no puede ser! –oyeron los demás con dificultad mientras la voz se le mezclaba con un lloriqueo que pudieron sentir como propio el resto de personas allí.
Adriana acabó casi arrastrándose hasta el centro de la sala, obviando la belleza de la misma y refugiándose solamente en su súbito dolor, como si acabara de perder un familiar. El rostro inexpresivo del directivo seguía igual: escrutando las caras de los demás y cuidando mucho lo que debía decirles.
La historiadora recogió un pedazo de piedra de la escultura que había quedado fuera de la zona delimitada por la Guardia di Finanza. Por unos minutos Adriana no parecía la misma, estaba desconectada del resto de personas allí y su mente pareció vaciarse de cordura y llenarse solo de pena. Mientras, el capitán hablaba calmadamente y en voz baja con el director.
Los otros tres integrantes de aquel cuerpo policial tomaban fotos, como si de un crimen se tratase, y por momentos esa sensación era la que pululaba en el ambiente, especialmente para Adriana que no podía entender como alguien había destrozado aquella estatua barroca. Pasaron unos minutos y ella fue recobrando la calma pero el dolor de la perdida continuaba. Fue entonces que sus bellos ojos negros y almendrados pudieron ampliar su campo visual. Fue así como descubrió a aquellos policías y no tuvo la necesidad de acercarse a ellos pues el capitán fue a su lado.
-Buenas noches. Soy el capitán Francesco De Angelis, de la Guardia di Finanza –dijo cortésmente.
-¿La Guardia di Finanza? ¿Ustedes no se ocupan de otros asuntos menos relevantes que el arte? –dijo en tono grosero y despectivo como si el arte fuese lo máximo.
-También nos podemos encargar de delitos como éste, es decir, contra el patrimonio público o asuntos económicos
-¿Cree que esto es cosa de economía? –dijo soltando toda la rabia que el momento había concentrado en ella.
-No señorita. Pero en mis primeras averiguaciones, y cuando digo eso es porque se lo acabo de preguntar al director…sé ya con certeza que la estatua en cuestión tenía una póliza de seguro por valor de quince millones de euros.
-¿Está diciendo de manera velada que el museo ha destruido la estatua para  cobrar la prima del seguro? –y por un segundo los ojos bellos de Adriana parecieron peligrosos e inquisitoriales.
-Señorita. No imagina lo que algunos pueden hacer por dinero. Y nosotros somos unos especialistas en delitos fiscales y económicos.

-¡Pero se trata de arte! ¡No sea zopenco! –Adriana no parecía Adriana- ¡Seguro que no conoce la obra que acaban de destruir!